sábado, 11 de julio de 2015

Eucaristía del Espíritu Santo

En el día de ayer, 10 de julio, iniciábamos el XXII Capítulo General del Instituto. Y lo hacíamos con la Eucaristía presidida por D. Julián Barrio Barrio, arzobispo de la Archidiócesis de Santiago de Compostela, a la que pertenece nuestra Casa de Espiritualidad Santa Mª do Mar.
Las palabras que nos dedicó en la homilía merecen la pena ser compartidas con todas las hermanas y con todos los laicos que hoy construimos desde la sencillez y la esperanza el Instituto Calasancio.


HOMILÍA A LAS RR CALASANCIAS

       ¡Gracias por haber querido celebrar este Capítulo General en esta Iglesia Compostelana. Nos sentimos enriquecidos espiritualmente con vuestra presencia.
            Iniciáis hoy vuestro XXII Capítulo General bajo el lema: “El rostro evangélico de la vida calasancia”. Un acontecimiento de gracia a través del cual queréis hacer una lectura sobre el momento actual desde la fe, desde el compromiso con vuestro carisma y desde la fidelidad creativa, siguiendo las huellas del Beato Faustino Míguez quien al fundar vuestro Instituto decía que el objetivo "es buscar almas y encaminarlas a Dios por todos los medios que estén al alcance de la caridad".
            “En cada uno se manifiesta el Espíritu con sus dones para el bien común”. Son dones sobrenaturales aunque vistos desde nuestra condición natural parezcan insignificantes: Es un don hablar con sabiduría y con inteligencia, es un don la fe como lo es el de curar, el de hacer milagros y el de profetizar o discernir los buenos y malos espíritus, sabiendo que el Espíritu obra todo en todos. Estos dones tienen la fuerza espiritual que puede mover grandes pesos en el corazón de las personas. En la parábola de la vid hay una maravillosa certeza: que estamos enraizados en algo que nos da estabilidad y fuerza, y que no somos seres aislados sin más apoyo que nuestro problemático yo, sino que estamos vinculados a un origen que nos da fuerza y produce fruto en virtud del cual podemos vivir una existencia llena de sentido. “Permaneced en mí y yo en vosotros”, dice el Señor, si no queremos secarnos, que se nos corte  y se nos queme. Dios Padre procura la unidad del Hijo con sus miembros. No hay medias tintas: o el sarmiento está unido a la vid o separado de ella, recordando que sin Cristo no podemos hacer nada.
            Esto exige vivir una espiritualidad de comunión que es la mirada del corazón hacia el Dios Trinitario reflejado en cada persona, creada a imagen y semejanza de Dios; que es capacidad de sentir al hermano de fe en la unidad profunda del cuerpo místico de Cristo: “Porque así como el cuerpo es uno y tiene muchos miembros y todos los miembros del cuerpo, aunque sean muchos, no obstante son un solo cuerpo; así también Cristo”: el otro me pertenece para saber compartir con él las alegrías y los sufrimientos, para intuir lo que necesita, para ofrecerle cercanía y amistad, para ver lo que hay de positivo en él, acogiéndolo y valorándolo como don y regalo de Dios: “Hay diversidad de dones pero uno mismo es Dios que obra todo en todos”. Hemos de dar espacio a los otros, llevar mutuamente la carga de los demás y rechazar las tentaciones egoístas que continuamente nos acechan generando en nosotros envidias y desconfianzas que no contemplan el ejercicio de la autoridad como servicio. Un Capítulo es comunión pues sin ésta se convertiría en un medio sin alma. Estad pendientes las unas de las otras porque en cada una alienta el espíritu de Dios.
            La clave para interpretar la sinfonía de este Capítulo es el espíritu de las Bienaventuranzas. Vuestro testimonio de consagradas nos indica que el mundo no puede ser trasformado ni ofrecido a Dios sin el espíritu de las Bienaventuranzas. Vuestra referencia al mundo es siempre realizar una misión evangelizadora, hacer presente a Jesús y llamar a los hombres a la conversión y a la fe. “Los religiosos decía el Beato Pablo VI, tienen en su vida consagrada un medio privilegiado de evangelización eficaz. A través de su ser más íntimo, se sitúan dentro del dinamismo de la Iglesia, sedienta de lo Absoluto de Dios, llamada a la santidad. Es de esa santidad de la que ellos dan testimonio. Ellos encarnan a la Iglesia deseosa de entregarse al radicalismo de las Bienaventuranzas. Ellos son de por vida signo de total disponibilidad para con Dios, la Iglesia, los hermanos” (EN 69).
            El espíritu de las Bienaventuranzas nos conforma con el alma misionera de Jesús, entrando en la honda experiencia de Dios; nos hace sentirnos felices haciendo felices a los demás, y siendo conscientes de que la verdadera felicidad reside en la cruz salvadora de Cristo; y nos ayuda a tener los sentimientos del alma misericordiosa de Jesús para mirar a los demás con ojos sinceros en el camino de la vida. Todo esto no se percibe si no hay una experiencia de oración que nos ayude a penetrar la misión redentora de Cristo y la actividad incesantemente recreadora y santificadora del Espíritu Santo; si no descubrimos el Misterio de la Iglesia, sacramento universal de Salvación y si no formamos comunidades auténticas, caracterizadas por la alegría y sencillez de la caridad fraterna, y por una experiencia de la presencia de Cristo Resucitado.
El Capítulo no queda reducido al ámbito de vuestra Congregación. Interesa a la Iglesia y al mundo. Es una honda manifestación de Dios en su Iglesia. Es una página de esperanza. Debéis escribir este Capítulo no “con tinta sino con el Espíritu de Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne, en el corazón”. Esto os pide estar atentas en escucha fiel a la Palabra de Dios, en obediencia al Espíritu y en prontitud para la conversión. Mirad al pasado con agradecimiento, vivid el presente con alegría y mirad al futuro con confianza, pues está en manos de Dios y son buenas manos que nos acogen siempre. 
Encomiendo vuestras inquietudes al patrocinio de san José de Calasanz, del Beato Faustino Míguez y del apóstol Santiago. Que María, la Divina Pastora, Madre de gracia y misericordia, os ayude a conservar las palabras de Cristo en vuestro corazón. Amén.
(Mons. D. Julián Barrio Barrio)

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