miércoles, 22 de julio de 2015

3ª Sesión Capitular, II parte

      El día 16 de julio llegaron a Dorrón los nueve capitulares laicos: Nelly Fullana (Uruguay), Juan Carlos López (Argentina), Rosanna Silva y Miguel Valdés (Chile), Amparo Blandón (Nicaragua), Luis Segura, Esther Orellana, Alicia Fernández de Simón y Almudena Chavero (España).

      A lo largo de los días 17, 18 y 19 empezamos a escribir una nueva página en la historia de nuestro Instituto y en la de la Iglesia, al abrir un Capítulo General a nuestros hermanos laicos. Fueron días en los que hemos estudiado y señalado líneas de acción y de futuro sobre el tipo de escuela que queremos y soñamos para este siglo XXI, una escuela inserta plenamente en esta sociedad que da una respuesta evangélica y calasancia a los niños, jóvenes, mujeres y hombres de todos aquellos lugares y realidades concretas en las que estamos presentes.
También queremos y soñamos vivir desde una auténtica misión compartida, sobre todo en nuestro modo de ser el estilo de Jesús, el Maestro, y siguiendo el modelo que nuestro fundador, el beato Faustino, nos señaló: el Buen Pastor.
Laicos y religiosas expresamos que este Capítulo ha sido un acontecimiento de gracia por la novedad de compartir y pensar juntos el presente y futuro de nuestra escuela calasancia. 
Nelly, Juan Carlos, Rosanna, Miguel, Amparo, Luis, Esther, Alicia y Almudena, expresan su agradecimiento al Gobierno General por haber sido ellos los llamados a escribir esta página en la historia del Instituto y representar desde su sencillez a todos sus compañeros. Señalan que para ellos esto ha supuesto y supone una gran responsabilidad y un compromiso, pero tienen la certeza de que ha sido Dios quien los ha convocado. Expresan que Dios se sirve de instrumentos sencillos, y podemos completar este pensamiento con las palabras del P. Faustino, que decía: El Señor, de ordinario, se sirve de los instrumentos más sencillos para las obras más grandes. 
Coinciden en expresar la acogida, sencillez, humildad y cercanía de las religiosas en los buenos y malos momentos, y estos y otros muchos detalles les hacen sentirse familia calasancia. Estos gestos también les ayudan en su encuentro con Dios y con los hermanos. Agradecen la confianza que se ha depositado en ellos y reconocen con alegría que la experiencia capitular les ha servido para ratificar la convicción de que todos compartimos unos mismos sentimientos, unos objetivos comunes que, grandes o utópicos, nos mantienen en el buen camino de la misión compartida.

Sin duda, este Capítulo marca ese nuevo rostro evangélico de nuestra vida calasancia. El calor de hogar y de familia, la sencillez, acogida y humildad, que se han destacado presentes en esta asamblea compartida, nos compete a todos hacerlos visibles en nuestras realidades y con nuestras hermanas y hermanos de vida y misión. Como Congregación estamos escribiendo una página pequeña, pero más grande es la página que se está escribiendo en el libro de la Iglesia a la que pertenecemos. Un nuevo Pentecostés acontece en nuestro Instituto porque el carisma calasancio sigue vivo, es anhelado y deseado. Sin duda que es una gracia vivir la oportunidad de trabajar y soñar juntos la escuela calasancia del siglo XXI. 
 

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